Uno de los mayores retos en la gestión de la cadena de suministro es la falta de transparencia y trazabilidad del producto, desde su fabricación o recolección, hasta el momento en que es puesto en manos del consumidor final.
Si surge algún problema de conservación, calidad o autenticidad, resulta difícil, identificar y aislar las causas del mismo, encareciendo todo el proceso.
Gracias a la tecnología de blockchain, es posible identificar cada producto con una identidad digital única e inalterable. Así mismo, se puede hacer un seguimiento completo de la localización y estado del producto en cada etapa de la cadena de suministro.
Esto no sólo permite al distribuir tener una visión completa y permanente del estado de sus productos, sino también garantizar y demostrar al consumidor final la autenticidad y calidad del mismo.